22 de Abril de 2014 | Elecciones presidenciales en El Líbano
"Hay al menos 10 candidatos presidenciales, espero sinceramente que las elecciones se realicen en un contexto de paz y que el candidato electo refleje de la mejor los intereses del Líbano"

De cara a las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo en Líbano, dialogamos con Said Chaya Vicepresidente 2º del Consejo Nacional JUCAL, pero quien también es politólogo y joven investigador de Instituto Rosario de Estudios del Mundo Árabe e Islámico (IREMAI) de la Universidad Nacional de Rosario - UNR. Recienteme, Said fue electo Secretario General Mundial de la Juventud de la World Lebanese Cultural Union (WLCU)  y para la familia libanesa argentina es palabra autorizada al momento de hablar sobre la coyuntura del país de los cedros milenarios. Es por ello que le preguntamos qué tenemos que saber sobre las elecciones libanesas. 

 

¿Cómo se elige al presidente?

La Constitución libanesa establece en su artículo 73 que el presidente del Líbano es elegido por  mayoría calificada (dos tercios de los votos) de la Cámara de Diputados. A la segunda ronda sin un candidato que alcance esos números, se pasa a mayoría absoluta (la mitad más uno de los votos). Entre sesenta y treinta días antes de que finalice el mandato del presidente, la Cámara debe reunirse solamente para votar. Mientras tanto, tienen lugar las consultas entre los diferentes partidos políticos sobre el candidato en cuestión.

 

En una república parlamentaria como el Líbano, ¿Cuáles son los poderes del presidente?

Esencialmente, el presidente del Líbano, que según el Pacto Nacional debe ser cristiano católico  de rito maronita, es el símbolo de la unidad nacional y el jefe de las Fuerzas Armadas. También nombra al primer ministro y al gabinete, convoca a algunas sesiones especiales a la Cámara de Diputados y promulga las leyes, entre otras cosas. Su mandato dura seis años y no tiene posibilidad de reelección inmediata. Hbo excepciones y fueron los casos de Harawi (1989-98) y de Lahoud (1998-2007). Para estos presidentes hubo  leyes especiales que permitieron extender el mandato presidencial otros tres años, y se mantuvieron durante anueve años en el poder. ¿Por qué hubo leyes especiales? Vale decir que la presión del gobierno de Damasco influyó para que estas leyes especiales vean la luz, con seguridad al menos en el caso de Lahoud, aludiendo la delicada situación que vivía el Líbano en esos momentos.

 

 

¿Y cómo prevés que será esta elección?

Difícil. El año pasado se suspendieron las elecciones legislativas y la Cámara de Diputados estuvo más de diez meses sin sesionar, entre marzo de 2013 y febrero de 2014, y el país estuvo sin Consejo de Ministros con poder efectivo todo ese tiempo, ante la falta de acuerdo entre los partidos para designar a uno. A eso hubo que sumar la aparición del extremismo islámico en el conflicto sirio, que nos afecta duramente. Definitivamente, en lo político, 2013 no fue un buen año para el Líbano. El 2014 arrancó con la toma de posesión de un nuevo premier definitivo, Tamam Salam, y con el regreso de los diputados al recinto de sesiones. El presidente de la Cámara convocó a los legisladores a elecciones presidenciales para el 23 de abril, pero difícilmente lleguen a un acuerdo ese día o los dos subsiguientes, respetando el plazo previsto por la Constitución. Seguramente el proceso llevará más tiempo. Esperemos que no se estanque y que pueda haber un presidente electo antes de que finalice el mandato de Michel Sleiman, el próximo 25 de mayo. El panorama es incierto.

 

 

Líbano no está acostumbrado a transiciones calmas...

En este sentido puedo contarles que recuerdo ahora la importante crisis que derivó en la elección de Fouad Chehab en 1958, o la de 1970, que consagró presidente a Sleiman Frangieh, que se definió por un voto en medio de enormes tensiones, o incluso los oscuros años de la guerra civil (1975-90), que contaron con dos presidentes asesinados a poco de resultar electos: Bashir Gemayel en 1982 y René Moawad en 1989. La historia reciente no ha sido mucho más benévola: la prolongación del mandato de Lahoud, en noviembre de 2004, sumió al país en una fuerte crisis política que derivó en la intempestiva salida de Rafic Hariri del gobierno, que luego fue blanco de un trágico atentado en febrero de 2005, que acabó con su vida. En 2007 no fue imposible elegir al sucesor de Lahoud en tiempo y forma, por lo que el país estuvo en las manos de Fouad Siniora, el primer ministro, entre noviembre de 2007 y mayo de 2008, en un régimen no reconocido por algunos sectores de la oposición al primer ministro. 

 

¿Quiénes son los candidatos que más perfilan para el cargo?

Es un escenario muy difícil de predecir, debido al gran número de candidatos y a la aparente dispersión del voto al interior de las dos alianzas políticas mayoritarias, 8 de Marzo y 14 de Marzo. Por un lado están los candidatos “centristas”, pero tanto uno como otro bando ven allí escasa capacidad resolutiva debido a la multiplicidad de compromisos; además, desde 8-M aducen que Sleiman fue elegido por tener fama de “centrista” y en realidad se opuso, siempre que pudo, a que Hezbolá conserve su armamento. Se puede sostener que solo un referente que cuente con el acuerdo de las facciones musulmanas más fuertes, que son Hezbolá (chiíta) y Movimiento del Futuro (sunita), el impulso del líder druso Walid Jumblatt, cuyos votos son esenciales para la formación de cualquier gabinete y que últimamente se halla trabajando en coordinación con Nabih Berri, el presidente de la Cámara, y la bendición de Bkerké, donde se ubica la sede del patriarcado de la Iglesia Católica Maronita, que ha llamado a la unidad a los políticos cristianos, podrá instalarse con tranquilidad y respaldo en el Palacio Presidencial de Baabda. Eso convierte en una tarea casi imposible a un candidato demasiado sectorial llegar a la Primera Magistratura. En este caso no sólo se necesitan los votos, sino también el consenso. Otra posición consiste en afirmar que cada cargo pertenece al grupo religioso que lo candidatea, por lo que solo el consenso entre los cristianos para llegar a un candidato aceptable es necesario; en ese caso, lo que los otros deben hacer es solamente acompañar. Son dos visiones posibles sobre cómo se debe completar el proceso de selección del presidente. 

 

¿Quiénes tienen más posibilidades?

 

Riad Salameh es el presidente del Banco Central y un candidato que puede poner en rumbo a la economía libanesa, muy deteriorada con motivo de los conflictos regionales, la presencia de refugiados y la falta de políticas claras en materia administrativa y financiera. Jean Kahwaji, actual líder de las Fuerzas Armadas, aseguraría, por su lado, un escenario de disciplina al interior de las tropas, fundamental para asegurar la estabilidad en un momento de alta tensión entre las partes y de intrusión de facciones terroristas armadas, especialmente en Trípoli. En el Líbano, el Ejército es particularmente valorado, a estándares quizá un tanto incomprensibles para esta parte del mundo. Sin embargo, ninguno de los dos es particularmente popular entre la población, si bien debemos tener en mente que la popularidad, en un contexto de voto indirecto para el cargo de presidente, no resulta tan importante. Provoca gran entusiasmo la candidatura de Ziad Baroudun eficiente ex ministro de 44 años, con mucha presencia en organizaciones de la sociedad civil, que, a pesar de sus simpatías por el 14-M, está desde hace algún tiempo, y con el respaldo del presidente Sleiman, haciendo importantes esfuerzos por mostrarse como “centrista”. Samir Geagea, del 14-M, y Michel Aoun, del 8-M, son populares en sus respectivos sectores y cuentan con experiencia de gestión, pero es justamente la claridad en su filiación partidaria la que puede hacer que no sean electos para el cargo. Sin embargo, Aoun ha dicho que probablemente no se postulará si Geagea lo hace, para favorecer la unidad de los cristianos; es imposible una movida de ese tipo por parte de Aoun sin haber conversado al menos el asunto con Hezbolá, su principal aliado, que públicamente rechaza a Geagea. El recorrido es auténticamente laberíntico. Además de estos, hay no menos de otros diez nombres en danza para las candidaturas presidenciales. Espero sinceramente que las elecciones se realicen en un contexto de paz y que el candidato electo refleje de la mejor manera los intereses del Líbano.

 

 

 

JUCAL Nacional


Prensa Consejo Nacional de JUCAL