3 de Octubre de 2013 | Decir "hasta pronto"
Diego nos cuenta su experiencia en en el Aeropuerto Internacional de Beirut al momento de una despedida

Después de un mes en compañía de amigos y hermanos de nuestra diáspora libanesa, y luego de tanta familia, reencuentros y momentos compartidos, llegó el momento de la despedida.

Fue en el Aeropuerto Internacional de Beirut Rafiq Hariri donde viví un momento muy profundo y de dolor, pero que también me hizo comprender un poco mejor la historia y el sentimiento de nuestra diáspora, la que también, es nuestra historia.

Luego de inolvidables situaciones en nuestro hermoso y amado Líbano, finalizada la estadía fui a despedir a Dimas, mi hermano del alma “khayyi”, y a Lucía, mi compañera en mi vida; pues yo me quedaba un tiempo más y ellos volvían a la Argentina. La despedida, y la mezcla de sentimientos y emociones, se sumaron a lo que pasaba a mi alrededor...

Finalizado el verano es la época de mayores partidas de los libaneses hacia el exterior, y es ahí donde las familias entienden, comparten y sufren el desarraigo de los EMIGRADOS. Palabra que tanto significado tiene para nosotros. Ver el llanto de las madres despidiendo a sus hijos, o el fuerte abrazo de los padres, y además identificar las penetrantes miradas de los hijos e hijas que se quedaban viendo a su ser querido partir, fue inmensamente desgarrante. Y casi dándome una ínfima visión de lo que nuestros emigrados libaneses vivieron al momento de despedirse de sus familias para partir en un buque a vapor a través del Mediterráneo. Pues en ese momento, yo también estaba viendo a seres queridos, amados, dejar el suelo Libanés.

La fortaleza de nuestra raza nos permite no olvidar, no dejar nuestra herencia cultural atrás y por sobre todo perpetuar las raíces de un cedro libanés en el corazón y la memoria de nuestros ancestros; y esa, y sólo esa es la esperanza de que VOLVEREMOS a pisar el suelo eterno y sagrado de la nación de nuestros ancestros.

Yo pienso que en cada rencuentro familiar, el Cedro Libanés recupera un retoño que cobija entre sus ramas, llenas de añoranza por aquellos que nunca pudieron volver. Y del mismo modo que sus raíces se aferran a la tierra, es que nuestras almas se aferran al deseo de VOLVER.

Finalmente estaba solo en la zona de Partidas del Aeropuerto… y no hice más que mirar a mi alrededor a todas esas personas que les pasaba lo mismo que a mí… nuevamente comenzaban a EXTRAÑAR.

 

Diego Fernández Abou Jahjah

JUCAL ROSARIO

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